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Rafael Courtoisie: “En la medida en que se obedece, se deja de ser uno mismo"

''La idea [de ''El libro de la desobediencia''] era retomar esa tradición de la novela como horizonte de libertad”.
2017-06-19T16:34:00

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El libro de la desobediencia (Hum, 2017) es la novela más reciente del poeta, narrador y académico Rafael Courtoisie. El libro está ambientado en un Japón medieval, más o menos fantástico, en el que el autor reflexiona sobre el poder, la obediencia, el amor, el erotismo y la propia literatura, con altas dosis de acción y humor. "Hacer una cosa en Japón, y hacer una ficción, me permitió hablar de Uruguay y de América Latina", explica Courtoisie en esta edición de En Estudio.

En la génesis del libro, dice, "había un plan concreto que tenía que ver con las relaciones entre el poder, la obediencia y la desobediencia. Y no solo hablo del poder político, del que está arriba, el poder jerárquico. Hablo de los poderes en la vida cotidiana. Los poderes que tienen que ver con elementos, por ejemplo, de lo políticamente correcto. Uno obedece a lo políticamente correcto, no porque esté convencido, sino porque es un poder. Cómo uno obedece a determinados poderes que se van dando dentro de una sociedad y obedece, y, en la medida que obedece, deja de ser uno mismo".

Courtoisie opina que la ficción ofrece, hoy por hoy, un campo fértil para el desarrollo y puesta en sociedad de ideas que, en otro escenario, pasarían inadvertidas. "Creo que si hago un ensayo absolutamente filosófico y lo titulo El libro de la desobediencia, sobre las relaciones de poder, jerarquía, desobediencia, no lo lee nadie. Ni siquiera los académicos. Si vos armás una trama que es entretenida, que tiene personajes a los que le pasan cosas parecidas a las que te pasan a vos, y otras que son brutalmente fantásticas, y hacés ahí una reflexión sobre el poder, sobre las jerarquías, sobre la obediencia, sobre cómo las masas se comportan, de pronto, como rebaños, sos mucho más leído, más atendido. Que no quiere decir que no seas criticado. Creo que el pensamiento, en el siglo XXI, está más en la novela, en la poesía, incluso en el teatro. Hay un modo de pensar la realidad mucho más ágil de lo que uno podría encontrar en tesis universitarias, en monografías".

"La novela es el horizonte de la libertad de creación. No quiere decir que se pueda hacer cualquier cosa. Significa que, dentro de ese marco novelístico, hay una enorme libertad que, muchas veces, por asuntos de industria editorial e intereses comerciales, se deja de lado, y entonces estamos acostumbrados a un tipo de novela estándar, industrializada, que te cuenta siempre lo mismo de distintas maneras, pero con muy poca variación. La idea era retomar esa tradición de la novela como horizonte de libertad", dice, en otro momento de la entrevista.

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