Canal M

Aguafiestas [Bizarro, 2018], el primer larga duración (si es que puede seguirse hablando de este formato en tiempos de música en streaming) de Diego Arquero, puso al artista en la consideración de los entendidos y los no tanto.

Arquero, rapero hispano-uruguayo, integrante de Los nietos de Iván y Los Buenos Modales, se descolgó con un álbum "totalmente autobiográfico", donde conviven el artista, el tipo común y el personaje: allí está La Amenaza, una suerte de alter ego del músico, que ambiciona con crear más obra y profundizar en el humor y la provocación. "Como artista estoy en construcción constante, y creo que me falta pila para llegar a ciertas cosas que me gustaría hacer", dice.

En esta edición de En Estudio, Arquero cuenta: "Cuando había escrito todo el disco me di cuenta de que estaba mintiéndole a la gente, porque si yo quería hacer un disco honesto no podía no tener a Dieguito La Amenaza [alter ego de Arquero] ahí, en un par de temas, alguna canción más provocativa, que busca más el conflicto. Estoy en medio de las dos cosas: me encanta la burla, me encanta joder, hay respuestas que siento que las tengo que dar riéndome, y después está la persona que tiene cierto pensamiento reflexivo, crítico o autocrítico sobre ciertas cosas".

Durante la charla, dice que empezó a escribir rap a los 12 años, y que Aguafiestas es un disco que se debía. "El rap era la forma más sencilla [de expresarme] a nivel de ejecución. Era fácil. Vos buscabas un instrumental de internet, te grababas. Yo me grababa con unos auriculares tipo horribles, de esos que tienen micrófono, hacía mis cosas [...] Vi ahí un género en el que se le prestaba especial atención a la escritura, más que en otros, porque había más palabras [...] Y no era fácil porque esa época no era como ahora. Estamos como de moda, de repente. En el mundo. Veo al público de Los Buenos Modales y de repente son gente que, en la escuela, eran los mismos que me hubieran ‘descansado' por hacer rap. Seguramente eran los mismos", reflexiona.

Y sobre la situación que atraviesa el hip-hop local, apunta: "Hay una escena súper consolidada, hay raperos de primer nivel, hay un público receptivo. Vamos a llegar a dar el salto el día que no haya diferencia en las grillas, cuando no haya un escenario de hip-hop. Está de más que lo haya, es como un primer paso importante de reconocimiento, pero cuando sean festivales de música, que haya la misma cantidad de raperos que de rockeros, de folkloristas o de cantantes de cumbia pop. En ese momento vamos a ‘haber llegado'".