Diego Presa, de Buceo Invisible, reflexiona sobre el paso del tiempo
"Dos décadas atrás, Buceo Invisible no congeniaba con el rock, que tenía una escena "desértica" para el gusto del colectivo."
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Buceo Invisible se presenta el jueves 30 de marzo en el Teatro Solís, con el espectáculo Los pájaros, los cines, la lluvia, para celebrar los 20 años de carrera de la banda (Entradas a la venta a través de Tickantel y en la boletería de la sala).
En esta edición de En Estudio, Diego Presa, guitarrista y cantante del grupo, habla de los primeros años de la formación, y reflexiona sobre el paso del tiempo. "Cuando nos empezamos a juntar éramos cinco amigos. Tres escribíamos poesía, yo escribía canciones, otro era [artista] plástico. ¿Qué hacemos para trabajar juntos? Aparte de las cuestiones de amistad típica de gente que está saliendo de la adolescencia, había intereses fuertes que compartíamos y, de alguna manera, necesitábamos tener una excusa para poder seguir trabajando juntos. Obligarnos a continuar la amistad, que disfrutamos tanto. Que no se disgregue, que no se desvanezca con el tiempo. Esa fue una idea clave en la formación de Buceo Invisible".
Además, recuerda que, dos décadas atrás, Buceo Invisible no congeniaba con el rock, que tenía una escena "desértica" para el gusto del colectivo. "Hay cosas que se han valorado con el tiempo que quizás antes no se valoraban. En el 97, en general, la gente decía ‘Darnauchans es un bajón', ‘Cabrera es un bajón', y capaz que las cosas que se escuchaban y fueron tomando cierta notoriedad, tenían que ver más con otra concepción de la cultura rock. Una concepción más festiva, más inmediatista, que explotó comercialmente seis, siete años después. A nosotros nos costaba mucho meternos en eso, entender qué sucedía. No tenía mucho que ver con lo que hacíamos, escuchábamos y queríamos transmitir. Creo que ahora se ha ampliado la paleta de colores, y eso es súper interesante".
En Buceo Invisible "hay una jerarquización de la palabra, y sobre todo una intención poética, más allá de géneros literarios. Buscar el sonido poético, la imagen, el color poético en cada cosa que hacemos. La tensión poética. Que existiera tanto en los textos como en las músicas o los paisajes visuales que generamos. Desde que empezamos sentimos un especial interés por la poesía, y por las canciones con una carga poética fuerte", dice, en otro momento de la entrevista.
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