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“Me queda una cantidad de cosas pendientes que, cuando era más joven, no se me ocurrían”.

La cantante y compositora Laura Canoura despide 2018 con un show imperdible en el Teatro Solís [27 de diciembre, con Florencia Núñez y Gabriel Peluffo como invitados]. Allí, con la excusa de una celebración, repasará grandes canciones de su extenso repertorio, forjado durante más de tres décadas.

En esta edición de En Estudio, Canoura dice que, pese a haber conseguido casi todo lo que un artista puede aspirar, al menos en el medio local, todavía tiene cosas pendientes que la impulsan a seguir trabajando. Habla de sus planes y sus ideas, y los gustos que se viene dando. "Me queda una cantidad de cosas pendientes que, cuando era más joven, no se me ocurrían [...] Ganas de cruzar escenas, muchas. Y de seguir mezclando disciplinas", cuenta.

En la charla, repasa sus inicios como cantante, y cómo fue que se volcó a la música de manera profesional. "Al principio para mí era una diversión. Yo empecé a ir al conservatorio, que fue donde conocí a los que después formamos Rumbo, porque era plena dictadura, para poder encontrarme con gente de mi edad y cantar un poco, pero sin ningún objetivo. Admiro mucho a la gente que dice ‘yo siempre quise ser cantante, siempre quise ser artista'. Yo no. En cada etapa de mi vida quise ser lo que querían ser los demás de mi edad en ese momento. Azafata, maestra, arquitecta, y así sucesivamente, hasta que un día, estudiando en la Facultad de Arquitectura y cantando con Rumbo, ya mucho, me di cuenta de que la música me llenaba mucho más que la arquitectura".

También se refiere a la discriminación, a veces invisible, que sufrió a lo largo de su vida como música. "No me daba cuenta porque no era un tema que estuviera instalado en ese momento. Hoy está completamente presente, el lugar de la mujer y el lugar del hombre en el mundo. Eso no era un tema que se hablara y se visibilizara, ni que preocupara a nadie, entre otras cosas, porque había cosas realmente más importantes: había una dictadura, y ahí estábamos muy claros sobre dónde estaba el enemigo [...] Y, por otro lado, porque en esa especie de micromundo artístico, con los colegas, jamás tuve ningún tipo de dificultad".

Además, celebra el importante número de mujeres volcadas, hoy en día, a la composición, y dice: "Ahora hay un montón de compositoras uruguayas. Te diría que, si yo quisiera hacer un repertorio de mujeres uruguayas, no te digo que sería facilísimo, porque tiene que ver mi manera de cantar, mi estética, pero es mucho más fácil que antes. En la época en que empecé como solista no éramos tantas mujeres. Yo no componía en esa época. Estaba Estela Magnone, Mariana Ingold, Vera Sienra, y pocas más. Ahora, por suerte, empieza a pasar que hay una palabra dicha, que es bien importante, porque es necesaria. Es el 52% de la mirada del mundo".


"Toda la vida me pasó que las mismas características que yo tenía adquiridas de Jaime Roos, con quien aprendí mucho, no solamente de música [sino también] de producción. Entonces, toda mi primera etapa de solista, yo hacía las cosas a la luz de lo que veía que Jaime hacía, inclusive de lo que él me decía que tenía que hacer. Fui perfilándome como productora a la luz de su trabajo. Y todo lo que a él le decían, ‘qué riguroso, qué profesional', a mí me decían que era una rompe bolas. Hasta el día de hoy me pasan esas cosas", dice en otro momento de la charla.

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