Hambre
[Little Butterfly Records] es el cuarto álbum de Eté & Los Problems, la banda que comanda Ernesto Tabárez. Este disco, sucesor del genial El Éxodo, eleva la vara artística del grupo, que pisa terrenos a veces inciertos y sale airoso.

De alguna manera conceptual, como toda la obra de Los Problems, Hambre es circular, y no es un comentario gratuito. Finaliza donde comenzó, aunque de otra manera. en este disco, además, Tabárez deja una docena de canciones candidatas a pasar a la historia, en las que dialoga con su creación anterior, con el paisaje sonoro del Río de la Plata, y habla cara a cara con las influencias más importantes de la música popular uruguaya.

"Ayer estaba en un lugar en el que había un cerro. Y de noche, miraba el cerro y pensaba que había cierta analogía en eso. Creo que, de algún modo, cuando empezamos a hacer este disco, que fue un poco después de empezar a tocar El Éxodo, nos metimos en un monte oscuro, cerrado, que fue muy difícil de atravesar, y del que salimos muy malheridos. 2016, 2017, fueron, sin lugar a dudas, los peores años de mi vida, los más difíciles de todos, y como que atravesamos toda esa maraña, subimos al cerro, miramos, bajamos de vuelta por el bosque, y ahora venimos a contar lo que vimos. Realmente, en un momento, el disco se aclaró", dice Tabárez.

En esta edición de En Estudio, el artista habla del proceso de creación de Hambre, un camino lleno de escollos y de trabajos por momentos delirantes, y cuenta cómo una serie de reuniones con mucha comida de por medio lo llevó a pensar en Hambre.

Al volver de la gira de 2017, que llevó a Eté & Los Problems a Alemania y España, estaban peleados. Buscando la vuelta para volver a reunirlos, Tabárez pensó: "Yo lo que tengo que hacer es traer un grupo de canciones que nos vuelvan a juntar. Una misión nueva. Terminamos El Éxodo, todos rotos, necesitamos una misión nueva. Y como venía con lo de la manada y los lobos, dije: lo que necesita un macho alfa, expulsado de la manada, es volver con una presa gigante y darles de comer. No darles de comer: ofrecer el alimento [...] Pensé: eso es lo que yo tengo que cazar. Agarrarlo, traerlo y ¡plum! ¿Quién quiere? ¿Querés comer? Por eso elegí esa canción como corte. ‘Los eucaliptus', en el fondo, esa canción, ese estribillo, es lo que yo traté de hacer para salvar a esta banda, y salvarme a mí, primero. Y ahí me di cuenta de que la manda se mueve por el hambre. El hambre va a arreglar esto, es la fuerza motora de este grupo humano, y de todos. Y el amor".